Última modificación: 2023-04-14
Resumen
La relación entre las acciones de los hombres y las imágenes es consustancial a la cultura misma. La objetivación de la experiencia y su contemplación a distancia requirió medios de registro y representación capaces de dar entidad perdurable y mantener presente tanto la legalidad expuesta como la memoria de los hechos. La imagen sirvió tempranamente para la creación de repertorios icónicos que dando cuenta de las acciones e imaginaciones humanas se convertían en testimonios del pasado, una red que naturalmente se cruzaba con otras formas narrativas que, como el mito, se imbricaban o se fusionaban con los relatos históricos. Ofrecen igualmente, y fuera esto de un modo deliberado o no, un carácter meta-representativo al proponer a través de su articulación un ordenamiento dado del mundo social plasmado en sus jerarquías, sus atributos, sus preeminencias y sus elisiones. Las imágenes operarían así tanto en el plano de la figuración referencial como en el de las relaciones sociales implícitas en ella. Registro de los dioses y los reyes, registro de las acciones colectivas, registro de las costumbres, las formas de trabajo y las expectativas, las imágenes conservaron desde siempre parte de esa materia en constante disolución que son los hechos del pasado, verdaderos o no, justos o crueles, al modo de extraños islotes desperdigados por el mar.