Entre 1961 y 1966, J. G. Ballard publica una serie de novelas vinculadas temáticamente en torno al desastre natural. Tal y como señala el protagonista de La sequía, en estas novelas la vida se presenta como una “especie de área de desastre”. No sólo el paisaje terrestre ha sido radicalmente modificado, al punto tal de ser irreconocible, sino que también la vida en sus aspectos tanto biológicos como sociales refleja estos cambios. Este interés por el espacio interior, no en detrimento sino en relación simbiótica con el espacio exterior es vital para entender la ciencia ficción de la década de los 60’s. Contemporáneo a Ballard, Brian Aldiss publica Invernáculo (1962) y Barbagrís (1964), novelas que también describen a la humanidad al borde de la extinción. Este trabajo tiene como objetivo analizar la vida como resto, como resultado del desastre. ¿Qué sucede con los cuerpos? ¿Qué sucede con el paisaje? ¿Qué sucede con la Naturaleza y la naturaleza humana? ¿Existe algo que pueda ser recuperado de las ruinas de la civilización humana? Estas serán algunas de las preguntas que guiarán nuestro recorrido por los textos.