ste trabajo aborda ciertos aspectos de la llamada “crisis” de la escuela secundaria en nuestro país. Busca establecer el momento en que se instala socialmente a partir de la prédica de actores políticos y comunicadores con intereses diversos, y las consecuencias de dicha instalación que, en tanto social, atraviesa a los docentes. Hablar de “crisis” en la educación nos introduce en un terreno que por lo general se presta a manipulaciones. Existen sí, en relación a las escuelas secundarias, problemas objetivos. El poner en tela de juicio algunos instituidos es importante. Es imposible cambiar las estructuras sin antes cuestionarlas. Y se puede observar a lo largo del país que hay avances al respecto. Dada la heterogeneidad de nuestro sistema educativo, esos avances no son los mismos en todas las jurisdicciones. Se requieren cambios estructurales que hacen a la materialidad (mejoramiento de las condiciones laborales, creación de diferentes espacios, nuevos puestos de trabajo, entre otros) pero se hacen imprescindibles cambios simbólicos, de culturas institucionales, para adecuar un nivel creado en función de la selectividad y el disciplinamiento, a propósitos inclusivos, justos y democráticos. En tal sentido existen escuelas que ya experimentan esos cambios a partir de entender que educar es elevar en dignidad.