En este trabajo se llevará a cabo un análisis del personaje Trash de Berazachussets para confrontarlo con la figura clásica del zombi, en la cual se inscribe el miedo humano al carácter perecedero y pecaminoso de su propio cuerpo. Los postulados de la tradición cristiana y su forma de entender a la persona como producto de la dualidad alma/cuerpo han asociado al primero con aquello sagrado y eterno mientras que el segundo ha sido conectado con lo impuro y mortal. De esta forma, el cuerpo se ha definido como el componente animal e impulsivo y se lo ha entendido como la raíz de numerosos males o peligros que la conciencia o el alma han de contener o reprimir en pos de salvaguardar la integridad del sujeto. Es así como no sólo se ha convertido en un campo de batalla político, sino que también su propia definición consiste en una relación de poder o propiedad donde éste debe ser gobernado por el alma/mente que lo habita. Conocerlo en profundidad y regularlo refleja la necesidad de controlar una materia de menor jerarquía que amenaza al componente espiritual con su condena o degeneración. Así, lo repulsivo del zombi reside en ser solo cuerpo y estar desprovisto de quien fuera su habitante.  Sin embargo, este mecanismo de reificación que ubica su centro en el carácter perecedero y moralmente nocivo de la carne, se pone en discusión frente a los desvíos que la literatura argentina propone en el tratamiento del zombi, el cual ya no es presentado como una “cáscara vacía” o un cuerpo sin alma sino que se aproxima a lo humano. Consideramos que este procedimiento pretende explicar a partir de la cercanía determinados fenómenos inherentes al cuerpo (tanto individual como social) centrándose en la noción de propiedad y las relaciones de poder.